El Bayern Múnich jugará la final del Bernabéu

El Bayern de Munich se convirtió en el primer equipo en confirmar su asistencia a la final de la Liga de Campeones que se disputará el próximo 22 de mayo en el Santiago Bernabéu, después de volver a derrotar a un Olympique de Lyon (0-3) gracias al olfato goleador de un Ivica Olic insaciable.
Desde el pitido inicial quedó en evidencia el reparto de papeles. Los germanos, recostados en la comodidad que aportaba la ventaja obtenida en la ida. Los franceses, poco convencidos de poder hacer frente ante su afición a una meta que difícilmente entraba en sus planes al comienzo de la temporada.
Cierto mal de altura que salió a flote en una de las primeras jugadas del encuentro, cuando un terrible error de Cris en banda concedió una gran oportunidad al Bayern. Olic, multiplicado sin Ribery, recuperó, avanzó, y cedió sobre la carrera de Muller, que no acertó al rematar de primeras pegado al palo.
El joven delantero alemán trabaja para ganarse un puesto en la 'Mannschaft', y a menos de dos meses para el Mundial la Liga de Campeones es el mejor escaparate posible. Por eso en la siguiente jugada de que dispuso no perdonó. Con los papeles intercambiados, fue Muller quien arrastró a la defensa y dejó el balón a Olic, que como hiciera ante el Manchester United en cuartos decidió con goles.
El gol del internacional croata finiquitó la eliminatoria, no ya por la claridad del resultado, sino por la reacción de ambos rivales. Mientras que el Bayern Munich continuó bien plantado sobre Gerland, el Olympique siguió sin llevar peligro a la portería de Butt. Ni la apuesta por Gomis en el descanso, prescindiendo de un efectivo en defensa, logró cambiar el aspecto del equipo francés.
No así el de los alemanes, animados por un Lyon menos poblado en defensa e igual de timorato en ataque. Primero Schweinsteiger y luego Robben se encargaron de recordar la distancia entre ambos conjuntos, diferencia que acabó desquiciando a Cris. El central, desconocido, perdió los papeles y provocó una doble amonestación que a él le valió la lucha y a su equipo la condena.
La derrota era evidente y no tardaría en confirmarse en el marcador. Con el Lyon desesperado, los muniqueses mordieron a la contra y Olic definió de disparo cruzado. Incansable, incisivo y siempre peligroso, el atacante ajedrezado asumió el peso de su equipo en ataque y cerró su triplete con un cabezazo en el que Lloris pudo hacer algo más.

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