
Los griegos se acercaron a la portería de Carraso en dos ocasiones, y ambas a balón parado. Sin embargo tan sólo la primera, que acabó rematando el central Mellberg, se marchó rozando el poste del meta francés, que se quedo quieto y sólo pudo mirar cómo se alejaba el balón.
En el otro área, Nikopolidis, de 38 años, estuvo muy tranquilo ya que sólo tuvo que hacer una parada ante un disparo débil de Fernando, cerca de la media hora de juego. A pesar de todo, el Girondins intentaba entrar por las bandas, pero se encontró en la izquierda griega a un Raúl Bravo que estuvo muy acertado para frenar las internadas de Plasil.
Todo indicaba que los dos equipos se marcharían a los vestuarios con empate a cero, pero en el último suspiro, una falta botada desde la banda derecha fue empujada a gol por Ciani, que superó a su marcador y cabeceó al fondo de la portería. Nikopolidis miró la trayectoria de la pelota sin hacer nada más, ya que el remate le pilló a contrapié.
La segunda parte se desarrolló como la primera en cuanto al juego tosco en el centro del campo. El Girondins intentaba dominar el ritmo y el Olympiacos salía en tromba cuando robaba el balón. Sin embargo ninguno de los dos equipos acertaba en los metros finales.
Esta segunda parte no tuvo el desenlace de la primera y el partido terminó con un resultado muy favorable al Girondins. El Olympiacos vio así como se rompía su buena racha en Liga de Campeones en esta temporada, ya que había ganado los tres partidos que había jugado en su estadio.
El Olympiacos lo intentó hasta el punto de que el árbitro inglés Howard Webb anuló un gol de Maresca en el último minuto que le hubiera dado aire al conjunto heleno. En la jugada pudo pitarse de todo, desde penalti del meta Carroso, hasta falta al portero, que fue lo que acabó pitando el colegiado.
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